Vuelven a mi mente épocas lejanas,
lejanos momentos en que, sin saberlo,
era rey y amo de todos mis sueños;
nostalgias de tardes, y dolor de mañanas.

Mis primeros pasos evocan la marcha
imaginaria, tonta, y el andar perfecto
de mil soldaditos de plomo cubiertos;
desfila mi vida camino a la nada.

Asómate niño, abre esa ventana,
y verás en ella el mudo reflejo
de tus años idos; sabes que, al perderlos,
perdiste la risa, compinche del alma.

De nada me sirve recordar la calma
que entonces sentía, dormido entre cuentos;
un payaso triste me dice, travieso,
que en un viejo circo se marchó mi infancia.

RUBÉN GÓMEZ

(Mar de Ajó, Buenos Aires, Argentina)