Todos bebimos sus sagradas tetas
y a cada uno la voz de una madre loba
nos habilitó el mundo
por eso… que nadie se atreva a disuadirlas
ni a levantar la primera piedra contra las Mujeres lobas
nadie se atreva a enjuiciarlas
si hoy se pronuncian sobre el asfalto.


No se atrevan a esgrimir discursos puritanos
ni abran grandes sus ojos asombrados
/acartonados/
nadie se atreva a blasfemar contra ellas
ni a condenarlas con letanías de machos
/Oh …¿¡a qué hemos llegado!?
-dicen- los alegatos del amo/


Nunca se atrevan los hijos de lobas
acogidos entre sus brazos
no se atrevan contra ellas.


Sabrán que su magisterio renueva la promesa
cuando paren enardecidas nuevos sueños.

IRMA KUNDT

(Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina)