Todos bebimos sus sagradas tetas
y a cada uno la voz de una madre loba
nos habilitó el mundo
por eso… que nadie se atreva a disuadirlas
ni a levantar la primera piedra contra las Mujeres lobas
nadie se atreva a enjuiciarlas
si hoy se pronuncian sobre el asfalto.
No se atrevan a esgrimir discursos puritanos
ni abran grandes sus ojos asombrados
/acartonados/
nadie se atreva a blasfemar contra ellas
ni a condenarlas con letanías de machos
/Oh …¿¡a qué hemos llegado!?
-dicen- los alegatos del amo/
Nunca se atrevan los hijos de lobas
acogidos entre sus brazos
no se atrevan contra ellas.
Sabrán que su magisterio renueva la promesa
cuando paren enardecidas nuevos sueños.