No hagas tan difícil la simpleza,
no existen los martillos sin los clavos;
no me debes ni sueños ni centavos,
ni tienes que vestir como princesa.


No comienza el cuerpo en la cabeza,
ni finaliza siempre por el rabo;
si nada te convence, al fin y al cabo,
convénceme a mí de tus promesas.


Si insistes en teñir tu alma de rubia,
no puedes esperar que traiga lluvia
para servir un té de agua bendita.


Sólo debes llamar, dime te quiero
y saca la sortija tú primero
cuando trepes a nuestra calesita.

Horacio Gómez

(1956-2020) Mar de Ajó, Buenos Aires, Argentina.